La pesquisa por la desaparición de un niño de tres años avanza. El fiscal Miguel Varela consiguió una importante evidencia. Los hermanitos de “Benja” habrían reconocido que sus padres le habían aplicado una golpiza antes de que desapareciera. Esta versión fortalece la teoría de los investigadores: estarían ante un homicidio.
“Benja” vivía junto a sus padres y dos hermanos en una zona rural de Atahona, ubicada a unos 84 kilómetros de San Miguel de Tucumán. Su abuela materna, en cambio, reside en la capital tucumana. Periódicamente visitaba a su hija y a sus nietos para verlos. Sin embargo, dejó de tener novedades de él desde hace un año. Angustiada se presentó en los primeros días de febrero en la Justicia para denunciar su desaparición.
La fiscala Mariana Rivadaneira descubrió que la mujer había decidido criar al hijo mayor de la pareja. Tomó esta determinación al descubrir que por un supuesto descuido, el pequeño se salvó de milagro de morir ahogado cuando tenía poco más de un año. Indagó un poco más y determinó que otro hijo de la pareja había fallecido y que la Dirección de Niñez, Adolescencia y Familia (Dinayf) habría sido informada sobre la situación.
Profundizó la pesquisa y encontró un detalle que encendió todas las alarmas. En 2018, un hijo de los sospechosos fue llevado de urgencia a un centro asistencial. Pero los médicos poco pudieron hacer, ya que había fallecido por broncoaspiración, según el informe de la autopsia. Sin embargo, también se habría detallado que el pequeño habría presentado lesiones compatibles a malos tratos de vieja data.
Sin embargo, pudieron establecer que nadie sabía del destino del niño. Sí confirmaron que los progenitores habrían hecho correr dos versiones sobre su paradero. La primera era que lo habían entregado en adopción (en un trámite totalmente irregular e ilegal) a otra pareja porque no podían hacerse cargo de su cuidado.
La otra versión resultó mucho menos creíble. Los sospechosos les contaron a algunos vecinos que “Benja” habría fallecido en un accidente protagonizado por animales de su propiedad. La única coincidencia que encontraron los investigadores fue que no se mostraron apenados por el destino del pequeño.
La prueba clave
Tal como lo había anticipado LA GACETA, el jueves los dos hermanitos de “Benja”, que están a cargo de la abuela que denunció el caso por orden de la Dirección de Niñez, Adolescencia y Familia (Dinayf) fueron entrevistados por especialistas en Cámara Gesell. Según confiaron fuentes judiciales, además de aportar el dato de que el pequeño habría recibido una golpiza, relataron otros datos que incrementaron las sospechas contra los progenitores.
Siempre de acuerdo a la versión, habrían estado aterrorizados por contar lo que ellos observaron. “Esa es una prueba que podrían haber sido amenazados con sufrir represalias si es que contaban lo que pudo haber sucedido”, explicó una fuente cercana a la investigación. En la entrevista además dejaron en claro que también podrían haber sido víctima de malos tratos.
El fiscal Varela analiza los pasos a seguir. Espera los resultados de otras medidas para definir la situación procesal de los sospechosos del filicidio.